Un peruano entra a una Comisaria, en Argentina, se dirigio al comisario de turno y le dijo:
- Señor policia vengo a entregarme. Cometi un crimen y desde entonces no puedo vivir en paz.- Señor, aqui las leyes son muy severas y se cumplen, y si usted se inculpa a si mismo no habra¡ apelacion ni recurso legal que lo libre de una condena! - Atropelle a un chileno en la carretera, cerca a La Plata.
- Vea, amigo mio, ¿como puede usted culparse si esos chilenos atraviesan calles, caminos y carreteras a cualquier hora?
- Pero es que el estaba parado en la vereda. - Si estaba parado en la vereda es porque queria atravesar, y de no haber sido usted quien lo atropellara habria sido otro cualquiera. - Pero es que no tuve el coraje para avisar a la familia de aquel hombre. ¡Soy un criminal! - Amigo mio, si usted hubiese avisado habriamos tenido una manifestacion popular con pancartas y represion, y habria muerto mucha gente. No, usted hizo bien; usted es un pacifista que merece una estatua. - Pero es que enterre al pobre hombre alli mismo, al borde de la carretera.
- Amigo, usted es, ademas, un gran humanista, pues enterrar a un chileno es cosa de benefactor. Cualquiera otro lo habria dejado alli mismo al alcance de perros u otros animales, posiblemente hasta buitres. - Pero es que mientras yo lo enterraba el gritaba¡ Estoy vivo! ¡Estoy vivo!�. - Le aseguro que era mentira, señor. ¡Estos chilenos son muy mentirosos
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