viernes, 6 de noviembre de 2009

Buen humor con estos chistes colorados


Están dos borrachos en un bar. Uno de ellos va al servicio y cuando regresa se había olvidado subirse la cremallera de la bragueta y su “pajarito” cae sobre la mesa. El otro borracho despavorido empieza
a gritar:
- ¡Una víbora, una víbora”
Y el otro al verlo (sin fijarse en lo que era) grita también:
- Mátala, aplástala.
El amigo del borracho coge una botella y le pega en la cabeza a la supuesta culebra a lo que el otro sigue gritando:
- ¡Dále, dále más fuerte que me acaba de picar!



Había una vez un chino que vivía junto su un vecino llamado Curro, que tenía cinco perros rottwailer. Cada vez que el chino pasaba frente a su casa, Curro soltaba a sus perros y éstos corrían detrás del chino. Al día siguiente, el chino salió con su espada e intentó atacar a los perros, pero Curro los hizo volver chiflando.
Un día, harto de los perros, fue a la comisería para hacer la denuncia. Ya en la comisería, el chino dice:
-Señol policía, quielo hacel una denuncia.
-Sí, claro. Dígame.
-Los pelos de culo me molestan.
-¿¡¡Qué!!?
-Sí señol. Me molestan los pelos de Culo.
-Bueno… entonces córtelos.
-Ya intenté, pero Culo chifla y los pelos se meten adentlo…


El ordenador

Un hombre se quejaba de un fuerte dolor en el hombro y un amigo le dice:
- Hay una computadora en la farmacia que puede diagnosticar cualquier cosa, mucho más rápido y más barato que un doctor. Pones una muestra de tu orina y la computadora te diagnostica tu problema, y te sugiere qué hacer. Además, sólo cuesta 5 pesos.
El hombre llenó un frasco con orina y fue a la farmacia. Encontró la computadora y puso la muestra de orina dentro de la máquina. Luego depositó los $5 en la ranura. La computadora comenzó a hacer ruidos, a encender y apagar varias luces, y luego de una pequeña pausa, por una ranura salió un papel que decía:
“Ud. tiene hombro de tenista.
Frote su brazo con agua caliente y sal.
No haga esfuerzos físicos de magnitud.
En dos semanas va a estar mucho mejor.”
Más tarde, decidió probar si la computadora podía ser engañada. Mezcló agua de la canilla, un poco de caca del perro, un poco de pis de la hija y su mujer. Para terminar, se masturbó y puso su semen en la extraña mezcla. Fue a la farmacia, encontró la computadora, y le puso la mezcla, además de los $5. Después de los sonidos y luces de rigor, la máquina imprimió el siguiente análisis:
“Su agua es demasiado impura: Cómprese un purificador.
Su perro tiene parásitos: Déle vitaminas.
Su hija se droga: Intérnela en un instituto de rehabilitación.
Su esposa está embarazada: Y no es suyo. Consiga un abogado.
Y si no deja de masturbarse, no se le va a curar nunca el hombro.”

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