Divorcio gallego
Una pareja gallega está preparando el divorcio, y dice ella:
- 'Yo me quedo con el nene, Manolo...'
- '¡Joder! ¿Y eso por qué?'-.
- 'Pues porque es mío, no tuyo...'- dice ella.
- '¡Pero si tampoco es tuyo!'- contesta el gallego.
- '¡Cómo que no!? ¿Y quién lo parió?'- pregunta ella.
- 'No sé... ¿Tú te acuerdas el día que nació, estando en la maternidad, que se ensució y me dijiste que lo cambiara?'.
- 'Sí...'.
- 'Pues... ¡Lo cambié!'.
Gallego atropellado
A un gallego lo atropella un autobús, y toda la gente se aglomera alrededor de él. El gallego, delirando, dice:
- '¡Inclínenme, inclínenme!'.
Y la gente lo inclinaba, pero el gallego seguía gritando:
- '¡Inclínenme, inclínenme!'.
La gente ya no sabía cómo ponerlo, y el gallego dice:
- 'Si no hay una clínica, hospitalícenme'.
El pingüino del gallego
Se encuentran Venancio y Manolo, pero éste último llevaba un pingüino de la mano, y Venancio le pregunta:
- 'Oye, Manolo, ¿pero qué haces con ese pingüino?'.
- 'Pues na, que me lo he encontrao, y no sé qué hacer con él'.
- 'Si serás bruto, Manolo, ¿por qué no lo has llevao al zoológico?'.
- 'Hombre, pues qué buena idea. Hoy mismo lo llevo al zoológico...'
Al día siguiente se vuelven a encontrar, pero Manolo sigue con el pingüino, por lo que Venancio, extrañado, le pregunta:
- '¿Qué ha pasado contigo, Manolo, no habías dicho que llevarías al pingüino al zoológico?'.
- 'Hombre, pues lo he llevao, y nos hemos divertido tanto, que hoy nos vamos al circo...'.
Una pareja gallega está preparando el divorcio, y dice ella:
- 'Yo me quedo con el nene, Manolo...'
- '¡Joder! ¿Y eso por qué?'-.
- 'Pues porque es mío, no tuyo...'- dice ella.
- '¡Pero si tampoco es tuyo!'- contesta el gallego.
- '¡Cómo que no!? ¿Y quién lo parió?'- pregunta ella.
- 'No sé... ¿Tú te acuerdas el día que nació, estando en la maternidad, que se ensució y me dijiste que lo cambiara?'.
- 'Sí...'.
- 'Pues... ¡Lo cambié!'.
Gallego atropellado
A un gallego lo atropella un autobús, y toda la gente se aglomera alrededor de él. El gallego, delirando, dice:
- '¡Inclínenme, inclínenme!'.
Y la gente lo inclinaba, pero el gallego seguía gritando:
- '¡Inclínenme, inclínenme!'.
La gente ya no sabía cómo ponerlo, y el gallego dice:
- 'Si no hay una clínica, hospitalícenme'.
El pingüino del gallego
Se encuentran Venancio y Manolo, pero éste último llevaba un pingüino de la mano, y Venancio le pregunta:
- 'Oye, Manolo, ¿pero qué haces con ese pingüino?'.
- 'Pues na, que me lo he encontrao, y no sé qué hacer con él'.
- 'Si serás bruto, Manolo, ¿por qué no lo has llevao al zoológico?'.
- 'Hombre, pues qué buena idea. Hoy mismo lo llevo al zoológico...'
Al día siguiente se vuelven a encontrar, pero Manolo sigue con el pingüino, por lo que Venancio, extrañado, le pregunta:
- '¿Qué ha pasado contigo, Manolo, no habías dicho que llevarías al pingüino al zoológico?'.
- 'Hombre, pues lo he llevao, y nos hemos divertido tanto, que hoy nos vamos al circo...'.
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