
Una señora regresa a Caracas en evión después de una semana de vacaciones y, en el asiento de al lado, viajaba un cura.
Antes del aterrizaje ella le dice:
- Padre ¿puedo pedirle un favor?
-Si, hija mia, ¿qué quieres?
-Mire Padre, compré en Miami un depilador eléctrico super sofisticado, muy caro y tengo miedo de que supere mi límite en la Aduana.. ¿Podría Usted esconderlo debajo de su sotana?
- Si puedo, hija mía, solamente debo advertirle que no sé mentir.
La señora piensa "¡Ay , ojalá que nadie le pregunte nada al cura"
- Está bien Padre, gracias por su ayuda.... y le entrega el depilador.
Al llegar al destino, en el aeropuerto, el Inspector de Aduana le pregunta al sacerdote:
- ¿Algo que declarar, Padre?
A lo que el cura responde:
- De la cabeza a la cintura, nada que declarar, hijo mio.
Medio extrañado, el Inspector le pregunta:
- ¿Y de la cintura para abajo, que tiene?
Alli abajo tengo un instrumento para mujeres que nunca he usado.
El Inspector muerto de la risa, le dice:
-Adelante, ¡ el próximo de la fila....!
jajajjaja
ResponderEliminaresta bueno!!!